Antes de salir cualquier Cofradía el ambiente en la Parroquia es de máxima concentración y movimiento de última hora. Todo tiene que estar perfecto a la hora justa en que se oye llamar al portón de la Iglesia. Ante esa llamada un silencio mágico recorre todos los rincones esperando oír los toques gloriosos que llaman a procesionar al Cristo y a la Virgen. En la fotografía inferior se puede apreciar el incieso encedido que impregnaba el ambiente. Don Antonio, el párroco con el monaguillo José Antonio.
Antes de salir cualquier Cofradía el ambiente en la Parroquia es de máxima concentración y movimiento de última hora. Todo tiene que estar perfecto a la hora justa en que se oye llamar al portón de la Iglesia. Ante esa llamada un silencio mágico recorre todos los rincones esperando oír los toques gloriosos que llaman a procesionar al Cristo y a la Virgen. En la fotografía inferior se puede apreciar el incieso encedido que impregnaba el ambiente. Don Antonio, el párroco con el monaguillo José Antonio.
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